"Todo por el pueblo,
pero sin el pueblo." Es el lema del movimiento por el que los
reyes absolutistas del siglo XVIII intentaban mantener contento al
pueblo, evitando perder su poder absoluto. Algo parecido pasa hoy en
día, cuando los político se toman poderes que no le corresponden
para mantener contento, no ya al pueblo, sino a los mercados
financieros, esos monstruos a los que ninguno conocemos, pero todos
sabemos lo peligrosos que pueden llegar a ser si no haces justo lo
que quieren. Y a los mercados, como a todo buen monstruo, no le
importa el bienestar de los ciudadanos, sólo le importa el dinero.
Todo esto no debería
suponer un problema, porque se supone que los políticos - que en
teoría nos representan - mantendrían a este amenazante monstruo a
raya. Sin embargo, aparece un gran problema cuando nuestros Hércules
dejan de preocuparse por quienes se tiene que preocupar y se alían
con los leones que nos amenazan.
Constitución de los mercados. |
Justo esto es lo que
ocurre con la reforma constitucional que de un día para otro han
acordado los dos principales partidos políticos, el grupo #PPSOE.
Esta reforma pretende limitar el déficit del estado, es decir,
pretende impedir que el estado no tenga deuda por encima del 0,45%
del PIB. Se ha creado mucha polémica en torno a esa cifra. Unos
creen que es correcta, otros prefieren un 0,6%. Pero no es ese el
tema que quiero tratar. Lo que me parece un problema realmente serio
es que nuestros Hércules se tomen el poder que nos corresponde a los
ciudadanos y se hagan sus propias reformas de la Ley más importante
de nuestro país.
Por otra parte, puestos a
reformar la constitución reformemos todo lo que nos parezca oportuno
al pueblo, que somos los que -en teoría- tenemos que decidirlo. Me
refiero a temas como la monarquía, o el sistema electoral, que se
recogen en la constitución y que han generado controversia
recientemente, aunque parece que no tanta como los leones que han
sido los que por fin han conseguido que nuestros Hércules se
preocupen por este texto.
El colmo de toda esta
historia llega cuando la reforma constitucional no busca mejorar, en
cualquier aspecto, el bienestar de los ciudadanos, sino "calmar
a los mercados", la frase de moda del verano. Es el eufemismo
que los políticos emplean para la expresión coloquial "bajarse
los pantalones", de hecho el propio Trichet, presidente del
Banco Central Europeo (BCE), ha reconocido que desde esta institución
pidieron a España hacer esta reforma. Y esto es más espantoso aún.
Si ya bastante horrible me parecía que el PP propusiese esta reforma
tiempo atrás, me parece mucho peor que el PSOE - presuntamente de
izquierdas - la haya llevado a cabo debido a la petición de los
propios mercados. En este contexto ya he dejado de entender por
completo el significado de la S y la O en las siglas "PSOE",
porque estas medidas y esta actitud no me parecen ni “socialista”,
ni “obrera”.
A la reforma de la
constitución hay que sumar las reformas que se están llevando a
cabo en diferentes comunidades autónomas, como hace Mª Dolores de
Cospedal en Castilla La-Mancha, o como es el caso de Esperanza
Aguirre en la Comunidad de Madrid que ha recortado el presupuesto
para la educación en el próximo curso académico, pero ha pedido
una policía autonómica. Incluso el líder de la oposición y
candidato a la presidencia del gobierno por el PP en las próximas
elecciones del 20 de noviembre ha asegurado que “hay que sembrar
hoy” recortes como los de Cospedal. Todas estas medidas, incluidas
las reforma de la constitución, no buscan el bienestar del
ciudadano, sino el de los mercados.
A partir de estas reformas
me surgen algunas dudas: ¿Se ha convertido nuestro estado de
bienestar y democrático en una oligarquía de los mercados?
¿Seguimos decidiendo los ciudadanos o son los mercados los que
eligen nuestras leyes por nosotros? Creo que las respuestas están
claras.
Con todo esto, el
lema de nuestros Hércules, de nuestros políticos, dejaría de ser
aquel de hace ya algunos siglos para convertirse en algo del tipo:
"todo por los mercados, y el pueblo, que se fastidie”.
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